¿A QUÉ SABE TLALPUJAHUA? RAZONES PARA CONSENTIR AL PALADAR
Pensar en Tlalpujahua es pensar en esferas, la Villa de Santa Claus, las luces de colores y la navidad, pero la magia va mucho más allá. Es marzo y la realidad es que todo el año este y pintoresco destino es un sinónimo de belleza, encanto y aventura.
Y es que la lista de encantos que enamoran de aquí es interminable, pero bien dicen por ahí que el amor empieza por el estómago y nada más cierto, pues entre otras muchas cosas una de las cartas fuertes de Tlalpujahua para conquistar a cualquiera son las delicias que solamente podemos degustar aquí.
La Plaza Principal es una parada obligada (casi siempre recurrente) para todo turista (también para quienes no lo son) que se precie de sucumbir a ciertas deliciosas tentaciones que ya también se han vuelto una tradición. No hay nada mejor que uno de los carritos más concurridos del pueblo, como estas papas a la francesa con crema, salsita y queso amarillo ¡ no hay dos! y casi enfrente salta a la vista (y al estómago) el puesto de gorditas de maíz más famoso de Tlalpujahua, si caminas unos pasos hacia el lado opuesto, enfrente de la plaza serás feliz si entras a la paletería donde tu antojo está congelado en mini paletitas de sabores que serán otro pretexto para enamorarte; por si fuera poco, los pambazos y las enchiladas serán otro pretexto para regresar.
En el mercado, caminando por las calles o cerquita del templo el pan artesanal de pulque, nata, queso y naranja son una dulce tradición a la que resulta imposible negarse; frutas cristalizadas, mermelada y conserva de frutas naturales son algunas otras delicias que amarás.
Algunos le llaman gastronomía o comida típica, lo correcto el Tlalpujahua es llamarle FELICIDAD… sobran razones para consentir al paladar ¡a comer se ha dicho!
